Estos fantasmas asustaban a las antiguas bibliotecarias de moño y ficheros. Afortunadamente ya no usamos moño, y tampoco pasamos las horas alfabetizando interminables ficheros. De todas formas, lo de descolocar los libros sigue sin hacernos mucha gracia.
1 comentario:
Todas las bibliotecas tiene sus propios fantasmas, en la de Políticas recuerdo haber conocido a algunos... También tienen sus rincones más escondidos, misteriosos y morbosos como la llamada "Polvera", vaya recuerdos... jejejeje.
Con el volumen de libros que se adquirían cuando yo era becario, sobre todo por los encargos de Marquina y las donaciones de algunos como el fallecido Fernando Prieto, pronto habrá que buscar otro rincón para el depósito, después de hacer la correspondiente purga... (y me vienen más recuerdos).
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