Ayer crucé a la biblioteca de Económicas para sacar en préstamo El mito de Sísifo de Camus.
Si los personajes mitológicos pudieran serlo, Sísifo habría sido nuestro santo patrón.
Los dioses idearon un castigo para Sísifo, que consistía en empujar eternamente una roca hasta la cima de una montaña, desde donde caía por su propio peso, para empezar de nuevo, y así hasta el infinito.
Sísifo es una metáfora de la tarea inacabada del ser humano, pero también del trabajo repetitivo que hay que empezar de nuevo todos los días. ¿Quién no se ha sentido Sísifo alguna vez?.
Lo realmente trágico según Camus, es que Sísifo es consciente de su destino, aunque paradójicamente, esa sea también la clave de su victoria. Es “feliz”al saberse dueño de su situación, al aceptar las cosas tal como vienen: “hace del destino un asunto humano que deberá arreglarse entre los hombres”.
Mientras el Sísifo trabajador baja a reencontrarse con su piedra particular, o incluso cuando la empuja, le podemos invitar a gozar de su esfuerzo, a participar en las razones que a escala humana justifican su tarea, a relajarse un rato con los compañeros, a respirar aire puro, a montar un blog para contar su vida....
He cambiado a Sísifo por una rama de magnolio. También tiene su histora, pero la dejo para otro día.
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