Un artículo de El País de hace varias semanas, me hizo pensar en los trabajadores-Sísifo.
Era una entrevista a Koldo Saratxaga, un directivo que sacó a la empresa Autobuses Irizar de la crisis, y consiguió para ella una posición privilegiada, hasta el punto de convertirse en objeto de estudio en prestigiosas escuelas internacionales de negocios.
Preguntado por el secreto, responde: “Se trata de creer en las personas y sacar lo mejor de ellas”, y continúa diciendo: “la empresa del futuro, que es la de la innovación, la creatividad y el conocimiento, exige que los trabajadores sean partícipes reales del proyecto y se sientan motivados”.
El modelo de Sartxaga ha demostrado funcionar muy bien. Ha conseguido democratizar la empresa, establecer un máximo de cuatro niveles salariales, el reparto equitativo del 30% de los beneficios, y un comportamiento ético que obliga a la transparencia.
Sostiene que el modelo de organización piramidal, creado hace un siglo, supone un desperdicio inútil de capacidades y energías: “la empresa está pidiendo a gritos transformarse en espacio de libertad y bienestar”. La consigna de Saratxaga es “estrujar las máquinas y mimar a las personas”.
En su opinión, el principal problema es la falta de verdaderos líderes: “Los jefes están agobiados de trabajo porque no quieren ceder el poder de decisión. Tienen miedo, y por eso se dedican a controlar, en lugar de estimular, facilitar y responsabilizar”.
La motivación en el trabajo en la biblioteca.
Recomendamos también la lectura del libro : La quinta disciplina : cómo impulsar el aprendizaje en la organización inteligente / Peter M. Senge
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