miércoles, 12 de marzo de 2008

Turistas

Ahora que se acercan las vacaciones, y estamos preparando nuestra salidita para perder de vista Madrid por unos días, os voy a copiar un fragmento de un artículo del New York Times, que reproduce Dean MacCannell en su libro El Turista. Es la descripción de lo que él denomina una frontera del turismo mundial:

"Estación Palmer, Antártida: Dos mil científicos norteamericanos y personal de la Armada[...]pasan los seis meses de todos los veranos australes [....] realizando experimentos y aprovisionando las bases para los seis meses de frío y oscuridad 24 horas al día que llegarán en invierno.
¿Para qué, se preguntan, querrá algún civil gastar hasta 5.000 dólares y viajar 12.000 millas desde Estados Unidos para pasar una noche en medio de una tormenta de nieve, viajar con temperaturas bajo cero e inclinarse ante vientos de más de 50 millas por hora?. La razón, según parece, es ser el primero de su vecindario en haber visitado la Antártida.
Armados con cámaras Nikon, sombreros de pelo sobre la cabeza gris y pastillas para el mareo en los bolsillos de sus parcas, los turistas avanzan en oleadas sucesivas hacia la costa helada [....]
No es un país con vida nocturna de hotel; una vez que un turista logra acercarse a una foca Weddell redonda y rugiente (si bien inofensiva) y consigue sacarse una foto junto a ella, no hay mucho más que hacer; sólo volver a subir a la embarcación que le trajo a la playa, dirigise al barco y quedarse esperando a que aparezca el siguiente paisaje geográfico interesante."

Como no pretendo ser la admiración de mis vecinos, confieso que no me voy a ir tan lejos.
¡Felices vacaciones!!!

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