Leo en el libro de Dean MacCannell, El turista: una nueva teoría de la clase ociosa, que la sociedad moderna empuja el trabajo hacia el márgen negativo de la existencia.
La cultura y las cosas que nos hacen disfrutar de la vida, se encuentran fuera del tiempo y del lugar de trabajo:
"Como solución al problema de la cultura, el trabajo industrial es un fracaso. Repele al individuo y lo aleja en búsqueda de su identidad o alma en actividades ajenas al trabajo: música, deportes, iglesia, escándalo político, y demás diversiones colectivas".
Pero, ¿qué pasaría si en cada lugar de trabajo se reconociera el valor de la aportación de cada trabajador, si su experiencia acumulada en innumerables horas se considerara parte del capital intelectural de la institución, si pudiera expresarse cómodamente a través de la web social, si sus ideas se tomaran en cuenta a la hora de tomar decisiones, si la síntesis de las aportaciones de todos fuera lo que nos hace avanzar, innovar, adaptarnos a los tiempos?
Seguiríamos deseando que llegaran las vacaciones, pero en los 11 meses restantes seríamos mucho más felices.
Seguiríamos deseando que llegaran las vacaciones, pero en los 11 meses restantes seríamos mucho más felices.
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