domingo, 25 de mayo de 2008


Sí, tú eras el personaje del año premiado por la revista Time en 2006, porque controlas la sociedad de la información, como reza la portada.

La sociedad de la información te permite salir del anonimato para convertirte en creador de contenidos. Las reflexiones que antes guardabas en un cajón, las fotografías de tus vacaciones, un vídeo sobre algo que te llamó la atención, lo puedes ahora publicar en un blog, en Flickr, o en Youtube. El universo de tus preferencias en la red puedes compartirlo desde Netvibes. Y en el colmo del voyeurismo, Friendfeed permite que otros se suscriban al flujo de tus movimientos por la red, que espíen tus estrategias, y entren en los pliegues de su razonamiento.

Pero ¿Porqué Time te premia a ti, y no a la primera persona del singular, que es en realidad la que va a hacer todo eso?

Se me ocurren varias razones: la primera, que está mal visto hablar de uno mismo. Somos seres sociales, y el egoísmo tiene mala prensa. En segundo lugar, porque tampoco sería cierto. Se trata de alguien que nos permite hablar de nosotros, seguramente porque ha descubierto con ello la piedra filosofal del consumo. Y en tercer lugar, porque nadie va a contar nunca todo sobre sí mismo en Internet. Y aquí tomo prestada una cita de Nietszche, que reproduce Pablo Nacach en su libro: Máscaras sociales, las relaciones personales en el mundo actual:
Todo lo que es profundo ama la máscara”:

Lo que el incomprendido filósofo alemán pedía a gritos antes de enloquecer era el derecho a la propiedad privada espiritual, a una máscara que oficiara de fortaleza secreta donde preservar la intimidad auténtica, con el objetivo de que las relaciones personales, basadas en la justa medida entre la cercanía y la distancia psíquica y corporal no perdieran definitivamente su encanto”.

Tú eres el espejo necesario, el límite del abismo de la subjetividad, y para llegar a ti, yo intento gustarte, y que me comprendas.

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