Elizabeth Costello es un personaje creado por J. M. Coetzee. Se trata de una anciana escritora, que viaja por el mundo dando conferencias sobre su obra y sobre todo lo divino y lo humano. En una de estas charlas cuenta lo siguiente acerca del primer libro que publicó:
“Recuerdo con claridad el día que me llegó por correo un paquete con un ejemplar justificativo para la autora. Como es natural, me sentí emocionada por tenerlo en las manos, impreso y encuadernado. Era real, innegable, pero algo me inquietaba. Llamé por teléfono a mis editores. “¿Han salido ya los ejemplares para las bibliotecas?”, pregunté. Y no descansé hasta que me garantizaron que los ejemplares se iban a enviar aquella misma tarde, a Escocia, a la Bodleian Library y todo eso, pero sobre todo al Museo Británico, codo con codo con el resto de los autores de la letra C.... Si nos olvidamos de todos los ejemplares del libro que uno ha escrito que van a desaparecer, que se van a convertir en pulpa porque no van a encontrar comprador, que alguien va a abrir para leer un par de páginas y luego olvidarlo y dejarlo a un lado para siempre, que van a ser olvidados en hoteles de playas o en trenes, si nos olvidamos de todos esos ejemplares perdidos, tenemos que pensar que hay por lo menos un ejemplar que no solamente alguien va a leer, sino que lo va a cuidar, le va a dar una casa y un lugar en una estantería que va a ser suyo a perpetuidad....”
1 comentario:
Hay una escena muy ironica en "El pendulo de Foucault" sobre los autores autopublicados. Es una editorial que explota a esos autores. Dicen que editaran 5.000 ejemplares de su libro y solo les editan 500 (aunque les cobran 5.000). Otra manera de sacarles dinero es decirles al cabo de un tiempo que quedan 500 ejemplares de su libro sin vender y que, por necesidades de espacio, se veran obligados a destruirlos, desgraciadamente, a menos que el autor este interesado en comprarlos a un precio reducido, naturalmente... Es una parodia genial.
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