viernes, 8 de agosto de 2008

La Pitia de vacaciones

Para poner en práctica el lema del templo de Apolo en Delfos: “Conócete a ti mismo”, Montaigne se refugia en su casa decidido a pasar retirado y en paz lo que le queda de vida:

“ Parecíame que no podía hacerle mayor favor a mi espíritu que dejarlo en plena ociosidad ocuparse de sí mismo...Mas resulta, que por el contrario, como caballo desbocado , se da cien veces más trabajo por sí mismo del que se tomaba por otros; y engendra tantas quimeras y monstruos fantásticos...que para contemplar a gusto su inepcia y rareza, he empezado a ordenarlos con la esperanza de poder avergonzarlo con el tiempo”

Y a ordenar sus monstruos y quimeras dedica los Ensayos. Pero si dentro de nosotros no encontramos más que miseria y vanidad, ¿Por qué no mirar hacia fuera?

“Esta tendencia y hábito común de mirar fuera de nosotros es buena cosa. Somos un objeto lleno de desconcierto...Para no desanimarnos la naturaleza ha expulsado muy oportunamente la acción de nuestra vida hacia afuera. Vamos hacia adelante aguas abajo, más remontar hacia nosotros la corriente es penoso movimiento: enrédase y estórbase el mar cuando se ve impelido hacia sí. Mirad, dice cada cual, los movimientos del cielo, mirad lo público....mirad siempre arriba o abajo, a un lado, delante o detrás de vosotros”.

Pero desde esta posición, estamos en las antípodas del precepto délfico:

“Aquel dios de Delfos nos daba antaño la orden contraria: Mirad dentro de vosotros, reconoceos, ateneos a vosotros; volved a vosotros vuestra mente y vuestra voluntad que se consume fuera; fluís, os esparcís; apilaos, sosteneos; os traicionan, os disipan, os roban a vosotros mismos...”

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