viernes, 18 de julio de 2008

Vida analógica


Cuentan que durante un congreso en Corea del Sur, un empresario preguntó a Erich Schmidt, presidente de Google, sobre el significado de Web 2.0 y Web 3.0: “lo primero es marketing”, contestó; “lo segundo se lo ha inventado usted”. Más allá de la ironía, lo cierto es que ya comienza a hablarse de la Web 3.0.

Según un artículo aparecido en ADN, esta nueva Web será, entre otras cosas, más ubicua. El PC pronto será sustituido por los móviles y otros dispositivos portátiles. Los nuevos teléfonos permiten sacar la Web del ordenador, y llevarla con nosotros a cualquier lugar.

También la nueva Web será tridimensional. Los mundos virtuales irán abriéndose paso en la vida privada a través de juegos y sistemas de telepresencia, prolongación de la las video conferencias actuales. Tampoco necesitaremos ni teclado ni ratón para movernos por la red.

Parece que lo digital va estrechando cada vez más el cerco a nuestra vida analógica. En lugar de acudir a la red, ésta será la que acuda al internauta en forma de un agente inteligente y personal, que rastreará la red por nosotros, según nuestros gustos y necesidades.

Nosotros de momento tenemos la dimensión analógica lo suficientemente separada de la digital, como para decidir, casi por exigencias del guión, tomarnos unas vacaciones: no nos hemos comprado el iPhone, y el portátil no cabe en la maleta. A sabiendas de que lo analógico es difícil de almacenar, manipular y recuperar, intentaremos contarlo todo a la vuelta.

Feliz verano... en agosto volvemos.

Librerías

Veo escaparates repletos de libros, y libros de todas clases, chicos y grandes, con cubiertas de todos los colores, colocados en anaqueles y muestrarios al alcance de la mano. La librería es como un pequeño porche, un lugar abierto en el que los transeúntes entran y salen a su placer, sin saludar, sin decir nada, sin pedir permiso a nadie. La gente circula por entre los montones de libros; toma unos; deja otros; lee un rato; curiosea a su sabor. ¡Qué encanto el de las librerías francesas tan fáciles y libres para todo aficionado a las novedades bibliográficas! Experimento al entrar en ésta una profunda emoción; el alcohólico, ávido de alcohol, y a quien se le introdujera en una espléndida botillería, no sentiría cosa diversa. Aquí están, al alcance de mi mano, las bellas ediciones en tiradas limitadísimas, estampadas en ricos papeles, que no llegan a Madrid. Voy de una parte a otra; tomo y dejo precipitada y nerviosamente los exquisitos y primorosos volúmenes; parece que me va a faltar tiempo para verlos todos, o que se los van a llevar todos antes de que yo los vea”.
Azorín: París bombardeado, 1919

Hablando de libros y editores, tenemos una grata noticia para los lectores complutenses: los libros electrónicos que publica la Editorial Complutense ya pueden consultarse a través de la plataforma E-Libro, a la que está suscrita la biblioteca. Os pasamos el enlace a uno de ellos para abrir boca:

Usos y abusos de la religión : La dimensión religiosa fundamentalista en el 11S y el 11M / Juan Luis Recio Adrados, Fernando Jiménez Núñez



martes, 15 de julio de 2008

Dudas


Cuando Kierkegaard se propuso herir la filosofía, no escribió un tratado, sino un relato: la historia del joven Johannes Climacus, que era sensible, sincero, y estaba enamorado apasionadamente del pensamiento. Johannes decide hacer literalmente lo que los filósofos dicen que hay que hacer: dudar de todo:

“Se encontraba como un melancólico que contempla el vuelo de los patos en el cielo. Todo el que quiera pertenecer a ese mundo ha de unirse a ellos, pero jamás se ha visto a nadie volando a su lado”

Dubito, zweifeln, tvivle....en latín, en alemán y en danés, la raíz del verbo dudar es dos. Para que exista la duda tiene que haber dos cosas: de un lado la inmediatez, en la que todo es verdad, y del otro el lenguaje con el que expresamos las sensaciones. Pero el lenguaje nunca podrá expresar del todo la realidad, y de ahí la contradicción y también, la duda.

“Johannes hace lo que se había dicho que había que hacer, duda realmente de todo, padece todo el dolor que eso acarrea...Se da cuenta de que para mantenerse en el punto de dudar de todo ha embargado toda la fuerza de su espíritu. Si abandonase este punto extremo, seguramente llegaría a algo, pero entonces habría renunciado a su duda sobre todo...”


Johannes Climacus o De todo hay que dudar: relato / Soren Kierkegaard; edición, traducción y prefacio, Javier Teira Lafuente

viernes, 11 de julio de 2008

Novedades





París bombardeado ; Madrid sentimental / Azorín

"En una relación de viajes, ¿qué será lo interesante: las observaciones filosóficas que pueda hacer el viajero -sin más que con una conexión lejana con la realidad-, las generalizaciones abstractas, las divagaciones literarias, o lo que simple y puramente se ve, se presencia y se atisba?..."




Inexistente Al Ándalus : de cómo los intelectuales reinventan el Islam / Rosa María Rodríguez Magda
Al Ándalus es un fetiche para intelectuales antimperialistas, además de una atracción para amantes del exotismo cercano. Pero la realidad es que la convivencia entre las tres culturas no fue tan idílica. Conocer las circustancias de aquella época nos puede ayudar a gestionar la convivencia intercultural en la actualidad.


Julio Feo fue coordinador algunas campañas electorales de Felipe González, y desde 1982 a 1987, secretario general de la Presidencia del Gobierno. En este libro nos habla de sus recuerdos, de sus amistades...

miércoles, 9 de julio de 2008

Un cuento de Murakami

Tiene un título extraño: En cualquier lugar donde parezca que esto pueda hallarse. Lo primero que pensamos es en los requiebros del traductor para verter la frase al castellano de forma casi coherente.

Un hombre desaparece un día mientras sube por la escalera del bloque de apartamentos donde vive, desde el piso 24 al 26.

Para investigar el caso, un detective aficionado pasa varios días en el descansillo de la escalera. Deja pasar el tiempo vacío esperando que pase algo, quizás encontrar una puerta misteriosa que permita salir de ese mundo cerrado.

Pero no hay nada, la gente sube, conversa con él. No pasa nada más que lo de siempre; la vida cotidiana con sus pocas palabras.

Al cabo de veinte días el hombre aparece. No recuerda lo que le pasó. El caso se cierra, y la escalera continúa con su imagen anodina.

El cuento pertenece a la colección Sauce ciego, Mujer dormida


lunes, 7 de julio de 2008

Experiencia


Ahora en verano es buen momento para aminorar la marcha, dejar entrar el viento por la ventanilla, y fijarnos en todo lo que pasa a nuestro alrededor.

Dice Agamben que la jornada del hombre contemporáneo, ya casi no contiene nada que se pueda llamar experiencia:

ni la lectura del diario, tan rica en noticias que lo contemplan desde una insalvable lejanía, ni los minutos pasados al volante de un auto en un embotellamiento; tampoco el viaje a los infiernos de los trenes subterráneos...El hombre moderno vuelve a la noche a su casa extenuado por un fárrago de acontecimientos – divertidos o tediosos, insólitos o comunes, atroces o placenteros- sin que ninguno de ellos se haya convertido en experiencia

Para convertir lo que nos pasa en experiencias, tenemos que vivirlo de una forma especial; poner unas gotas personales en los acontecimientos para que nos comuniquen algo. De lo contrario, nuestra pequeña existencia cotidiana puede hacerse insoportable.

Todo lo que nos pasa nos llega a través del lenguaje. Es imposible imaginar una situación que nos afecte en la que no nos vivamos como sujeto lingüístico. Pero nuestro lenguaje no es como el que utilizan otros seres en la naturaleza: grillos, delfines, ballenas.... Cuando hablamos emitimos o entendemos mensajes, y ¿Cómo encontrar en el río de los mensajes, el brillo de la experiencia-pepita de oro?

Según Agamben, habría que situarse en un estado previo a la experiencia del lenguaje: un momento mudo que identifica con la infancia. Una infancia permanente, que nos sitúe en el borde del significado de las cosas, siempre junto al umbral del lenguaje. Como eternos aprendices, contentos de estrenar experiencias nuevas.


viernes, 4 de julio de 2008

Nubes

Esta nube está hecha con las palabras del blog, ¿y si hiciéramos un blog con materia de nube...?


miércoles, 2 de julio de 2008

Libros electrónicos y bibliotecas


Parece que las editoriales españolas empiezan a tomarse en serio publicación de sus fondos en formato digital. Gabriel Celaya en la revista Dosdoce Enumera una serie de cuestiones previas sobre las que los editores tendrían que reflexionar antes de comenzar a hacerlo:
Canales de venta, política de precios, gestión de derechos de autor... En los últimos años internet ha transformado el modelo de negocio de muchas empresas, y las del sector del libro no iban a ser una excepción.

A la hora de lanzar una oferta de libros digitales, las editoriales, especialmente aquellas que editan libros universitarios, deberían contar con sus clientes más fieles: las bibliotecas.

Lo que puede parecer más cómodo para un comprador convencional: adquirir la descarga de un archivo en pdf a través de una página Web, mediante el pago de una cantidad con tarjeta de crédito, para una biblioteca es casi tan difícil como escalar un 8.000. En primer lugar, porque no disponemos de tarjeta de crédito.

Normalmente, cuando se adquiere un libro electrónico, para proteger los derechos de autor, la descarga sólo puede efectuarse en un ordenador. Si la biblioteca lo comprara, el libro sólo se podría leer en un ordenador que estuviera dentro de ésta. Sería como si de repente elimináramos el préstamo a domicilio, y obligáramos a los lectores a venir a leer a la biblioteca. Creo que no era eso.

La mayor parte de los libros electrónicos de la Biblioteca Complutense, pertenecen a la plataforma Ebrary .

Ebrary permite suscribirse a una colección de libros pertenecientes a importantes editoriales, que utilizan la plataforma para distribuir sus textos electrónicos, y ofrece licencias de acceso adaptadas a las necesidades de una biblioteca.

Para leer los libros, es preciso descargar un programa: ebrary Reader, que permite buscar información en el texto completo, además de subrayar, copiar o imprimir fragmentos... y todo, tras identificarnos como usuarios de la UCM, lo podemos hacer desde el ordenador del cuarto de estar.

Estaría muy bien que las editoriales españolas se unieran en un proyecto parecido, empezando por las editoriales universitarias, esas primas lejanas con las que compartimos institución.